Amnistía Internacional lleva decenios trabajando con personas refugiadas y migrantes. Ha contribuido a impedir la devolución de personas refugiadas a países donde puedan sufrir persecución y a proteger a las personas migrantes más vulnerables de la explotación y los abusos de sus empleadores y de quienes se dedican a la trata y el tráfico ilícito de personas.
Los trabajadores migrantes, vulnerables y sin su sistema de apoyo habitual, a menudo acaban cobrando una miseria por subsistir en un país que no es el suyo. Existen numerosos casos de los que tenemos constancia equivalen a esclavitud. A algunos países sencillamente parece no importarles lo suficiente proteger a las personas migrantes que trabajan en sus países y están llenos de estigmas y prejuicios. Cuando, la verdad, es que una persona migrante o refugiada trae cosas positivas al país donde reside.
Las personas migrantes
Las personas refugiadas
Las personas solicitantes de asilo
Las mujeres son una población vulnerable en el país, pero aún más vulnerable son las mujeres migrantes y refugiadas que están en el Perú. Más de un millón de personas venezolanas viven en Perú, personas que tuvieron que abandonar su país de origen para resguardar sus vidas y las de sus familias. El 55% son mujeres y niñas, muchas de ellas han sido víctimas de múltiples formas de violencia de género.
Como se evidencia, las mujeres migrantes o refugiadas, sobre todo de Venezuela, tuvieron que pasar y pasan por prejuicios por cómo se ven o visten, diversos tipos de violencia o agrsiones y discriminación por su nacionalidad. Es muy difícil que el Estado peruano escuche a las mujeres migrantes y tome en cuenta sus problemas con seriedad y celeridad
Ante ello, Amnistía Internacional Perú creó la campaña “Somos iguales que tú” que tiene como objetivo combatir la violencia y discriminación hacia las mujeres venezolanas en todos los espacios de nuestra sociedad, con ello, cambiar la realidad para miles de mujeres refugiadas. Las mujeres venezolanas refugiadas tienen derecho a ser protegidas y atendidas ante la violencia basada en género, y a no ser estigmatizadas. Esto incluye que nuestras autoridades, en cualquier nivel, dejen de emitir mensajes con contenido discriminatorio.
Es alarmante saber que solo 2 de cada 10 mujeres extranjeras recurren a alguna institución para buscar ayuda ante alguna agresión. Por ello, Amnistía Internacional Perú siempre se preocupará y actuará para que las mujeres refugiadas y migrantes tengan garantizados sus derechos y una calidad de vida digna y humana, partiendo del reconocimiento de su vulnerabilidad y que no deben estar solas.