El acuerdo UE-Turquía, que ha provocado el sufrimiento de miles de personas refugiadas y migrantes, constituye una mancha en la conciencia colectiva de Europa. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en el primer aniversario del acuerdo.
El acuerdo para devolver a Turquía a las personas solicitantes de asilo, bajo la premisa de que Turquía es un lugar seguro para ellas, ha fracasado en sus propios términos, y ha dejado a miles de personas expuestas a unas condiciones míseras e inseguras en las islas griegas.
“Hoy se conmemora un día en la historia de la protección a las personas refugiadas: el día en que los líderes europeos trataron de comprar su exención de sus obligaciones internacionales, haciendo caso omiso de su coste en sufrimiento humano”, ha manifestado John Dalhuisen, director de Amnistía Internacional para Europa.
“Hace un año, las islas griegas se transformaron de hecho en calabozos, mientras las costas europeas pasaban de ser lugares de refugio a lugares de peligro. Desde hace un año, miles de personas permanecen varadas en un limbo peligroso, desesperado y aparentemente interminable.”
A la mayoría de las personas solicitantes de asilo que se encuentran en los campos no se les permite abandonar las islas. Están acorraladas en condiciones de hacinamiento y miseria y, en ocasiones, han sido víctimas de violentos crímenes de odio. Cinco personas refugiadas en Lesbos, una de ellas menor de edad, han muerto por circunstancias fuertemente vinculadas a estas condiciones.
Aunque los líderes europeos mantienen la ficción de que Turquía es un tercer país seguro para las personas refugiadas y solicitantes de asilo, los tribunales griegos, hasta el momento, han bloqueado sobre esta base la devolución a Turquía de solicitantes de asilo sirios.
No obstante, Amnistía Internacional ha documentado la devolución a Turquía de algunos solicitantes de asilo sirios sin darles acceso al asilo y sin permitirles apelar contra dicha devolución, lo cual es contrario al derecho internacional. Otros han regresado “voluntariamente” a Turquía a causa de la miseria existente en las islas griegas.
El aniversario del acuerdo coincide con el plazo límite para que los abogados presenten pruebas adicionales en una causa que está examinando el tribunal administrativo de más alta instancia de Grecia y que determinará si puede considerarse a Turquía un “país seguro” para las personas refugiadas.
Se trata de la causa relativa a “Noori”, solicitante de asilo de 21 años que lleva más de seis meses detenido ilegalmente después de que los tribunales griegos declararan inadmisible su solicitud de asilo por considerar que Turquía es un “tercer país seguro” para él. Dependiendo de la decisión del tribunal, “Noori” podría ser enviado inmediatamente de vuelta a Turquía. La sentencia, que se espera para este mes, podría sentar un precedente y podría abrir las compuertas a más devoluciones.
En lugar de tratar de devolver a solicitantes de asilo y refugiados a Turquía, donde no tienen protección efectiva, la UE debería estar trabajando con las autoridades griegas para transferir urgentemente a las personas solicitantes de asilo a territorio continental griego con el fin de que se procesen sus casos. Los gobiernos europeos deberían proporcionar a los solicitantes de asilo acceso a la reubicación y a otras vías seguras y legales para llegar a otros países europeos, como la reagrupación familiar o los visados por razones humanitarias.
Pese a sus deficiencias manifiestas y sus flagrantes violaciones del derecho internacional, algunos líderes europeos han promocionado el acuerdo UE-Turquía como un modelo que se podría copiar en acuerdos con otros países.
“El hecho de que los líderes europeos estén presentando como un éxito un acuerdo que ha causado un sufrimiento tan inconmensurable pone de manifiesto que el acuerdo UE-Turquía no tiene nada que ver con la protección a las personas refugiadas, sino que su finalidad es mantener a estas personas fuera de Europa”, ha manifestado John Dalhuisen.
“El acuerdo UE-Turquía es una mancha en la conciencia colectiva de Europa. Ahora que entra en su segundo año, no debería verse como un modelo para otros acuerdos, sino como un modelo para provocar la desesperación a millones de personas ya de por sí desesperadas que han huido de la guerra y los conflictos en busca de seguridad.”