Los cargos de piratería formulados contra los activistas del buque Artic Sunrise, de Greenpeace, son manifiestamente infundados, ha afirmado Amnistía Internacional tras las declaraciones de las autoridades rusas sobre el caso del martes por la tarde."Es evidente que los activistas desarmados de Greenpeace no son piratas", dijo John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional."Los cargos de piratería son manifiestamente infundados en este caso, carecen de base en la ley y en la realidad, y es enormemente perjudicial hacer unas acusaciones tan graves de forma tan imprudente."Los activistas de Greenpeace deben ser puestos en libertad bajo una fianza razonable y tener pleno acceso a abogados defensores, pendientes de un posible juicio."Las fuerzas de seguridad, que abordaron el barco de Greenpeace, el Artic Sunrise, a última hora del pasado jueves, detuvieron a alrededor de 30 activistas de la organización. Según éstos, los agentes llevaban armas de fuego con las que hicieron disparos al aire y al agua, y cuchillos con los que rasgaron los botes hinchables. Rodearon a la tripulación del barco a punta de pistola y, según los informes, destrozaron la sala de radio que se usa para las comunicaciones.Los activistas protestaban contra las perforaciones en el Ártico, cerca de Prirazlomnaya, plataforma de perforación del Mar de Pechora situada en las proximidades del archipiélago de Novaya Zemlya, frente a la costa septentrional rusa."Deben investigarse todas las acusaciones creíbles de uso excesivo de la fuerza durante la detención", prosiguió John Dalhuisen.El Comité de Investigación ruso, organismo estatal responsable de la investigación de delitos graves, dijo en su declaración que había abierto una investigación por piratería contra los activistas detenidos.El derecho internacional define la piratería como todo acto ilegal de violencia o de detención, o todo acto de depredación cometido con un propósito personal.La legislación penal rusa contiene una definición similar, que incluye actos como la captura de otro barco y el uso, o la amenaza de uso, de la violencia. En Rusia los delitos de piratería están castigados con penas de entre cinco y 15 años de prisión.