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Perú es un reciente ejemplo de la triste respuesta de algunos Estados a la legítima protesta de los Pueblos Indígenas por sus derechos. Amnistía Internacional ha podido documentar graves violaciones a los derechos humanos ocurridas el 5 de junio de este año; como respuesta del Estado a la protesta de los Pueblos Indígenas que reclamaban su derecho a la consulta previa, libre e informada en relación a una serie de decretos ley sobre el uso de la tierra y los recursos naturales en la selva amazónica, aprobados en junio de 2008; consulta que es obligatoria bajo el derecho internacional. Tras una visita de emergencia a la región, Amnistía Internacional ha podido constatar el uso excesivo de la fuerza empleado por las fuerzas del orden, así como el maltrato a personas indefensas, incluso a personas heridas que se encontraban en ambulancias, y el uso de armas de fuego de forma indiscriminada y desproporcionada en contra de personas que se encontraban desarmadas. Actualmente el Estado ha iniciado un proceso de diálogo con los Pueblos Indígenas que es positivo, pero la participación de sus líderes legítimos no está garantizada ya que varios de ellos y ellas tienen cargos penales que son desproporcionados, no sustentados y podrían ser políticamente motivados.

Estas violaciones de derechos, la pobreza y la exclusión en la que viven muchos Pueblos Indígenas del continente no son hechos irremediables; son resultados de decisiones, acciones y omisiones llevadas a cabo por personas concretas en diferentes momentos históricos que pueden y deben revertirse. Solo hace falta voluntad política. Por ejemplo los dos países mas desarrollados de la región, Canadá y Estados Unidos, no han adoptado la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, el instrumento que fue negociado durante 20 años con los Pueblos Indígenas del mundo y que ha sido adoptada por una abrumadora mayoría de 143 países. Asimismo, en la quinta Cumbre de las Américas en Puerto España, Trinidad y Tobago en abril de este año; las voces de los pueblos indígenas no fueron escuchadas adecuadamente por los Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno allí reunidos. Estos pueblos, que estaban organizando su cumbre paralela, se vieron obligados a trasladar su reunión a Panamá, tras habérseles comunicado que no era posible encontrar un lugar de celebración adecuado en Trinidad y Tobago.

La exclusión y marginación de los pueblos indígenas de esta Cumbre; así como de tantos otros espacios de toma de decisiones nacionales y regionales, no sólo es una falta de respeto sino una vergonzosa muestra de cómo las discriminaciones históricas están aun vigentes hoy. En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Amnistía Internacional hace un llamado a los líderes de la región, de las empresas y de la comunidad internacional a demostrar voluntad política para revertir esta injusticia. Un paso crucial será escuchar las voces de los Pueblos Indígenas de America, porque solo mediante el dialogo respetuoso y de buena fe con ellos se encontrarán las soluciones a estas aberrantes violaciones a los derechos humanos.

* Extracto del documento "Sólo mediante el diálogo respetuoso y de buena fe con los Pueblos Indígenas de América se encontrarán las soluciones a las históricas violaciones a sus derechos"