Carta abierta de Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional a Horacio Cartes, Presidente de la República de Paraguay
Señor Presidente:
Amnistía International, movimiento mundial que vela por los derechos humanos de todas las personas, está profundamente preocupada por la situación de la niña de 10 años violada presuntamente por su padrastro y que resultara embarazada. Hace ya tres semanas que se detectó su embarazo y el Estado continúa sin darle la posibilidad de un aborto, violando sus derechos humanos.Permitir que esta niña de solo 10 años de edad continúe con un embarazo es evidentemente cruel. Sr. Presidente, el futuro de esta niña está en sus manos.
Los hechos hablan por sí solos. Estamos frente a una niña de 10 años de una familia de escasos recursos, violada, que ahora se enfrenta a un futuro en el que sería forzada a convertirse en madre a su temprana edad. Una niña a la que el Estado paraguayo en vez de proteger, le ha fallado desde hace meses. Ya el año pasado la madre de la niña había denunciado el abuso sexual por parte de su padrastro, pero las autoridades estimaron que su hija no corría peligro. Luego, en febrero de este año, debido a que la niña se quejaba de dolor de estómago, la madre la llevó a varios centros de salud donde los médicos sugirieron que la niña podría padecer de parásitos o un tumor. Solo a fines de abril, los médicos establecieron que tenía 21 semanas de embarazo.
Sr. Presidente, le insto respetuosamente a que como máxima autoridad del Estado paraguayo corrija esta gravísima vulneración de los derechos humanos de esta niña de 10 años. Las consecuencias para la vida y la integridad física y mental de esta niña son graves, y añadirán un sufrimiento inconmensurable al que ya ha pasado. Por lo tanto, le insto a que le otorgue la posibilidad de acceder a servicios de interrupción del embarazo.
La Organización Mundial de la Salud estima que los embarazos infantiles son sumamente peligrosos para la salud de las niñas, pues pueden dar lugar a complicaciones y, en algunos casos, a la muerte, especialmente porque su cuerpo no está totalmente desarrollado para asumir un embarazo. A esto se debe añadir la severa angustia emocional a la que una niña violada está sometida, y que sin duda está aumentando por el embarazo, y el prospecto del parto y la maternidad, para los que claramente no está preparada.
El estado de vulnerabilidad de la niña junto a la falta de opciones; su total dependencia de la buena voluntad de las autoridades; el sufrimiento severo que enfrentará si es forzada a llevar su embarazo a término; el acto intencional de las autoridades de forzarla a parir al negarle la opción de un aborto -basado claramente en razones de discriminación de género- la convertirán en víctima de tortura, una violación grave de derechos humanos y un crimen bajo el derecho internacional.
Espero que Su Excelencia demuestre al mundo que los derechos humanos de todas las niñas se respetan y protegen en Paraguay sin discriminación y, que por esta razón, siempre se prioriza su interés superior como lo establecen las normas internacionales de los derechos humanos del niño y la niña.