Por Sherif Elsayed Ali, director adjunto del Programa sobre Asuntos Temáticos Globales.Al ver el incesante flujo de lúgubres noticias procedentes de Siria puede que nos sintamos desconcertados, sin saber cómo ayudar. Pero lo cierto es que se puede hacer mucho más para ayudar a los millones de personas que sufren las peores consecuencias del conflicto: lo único que falta es la voluntad política para ello.Países de todo el mundo pueden adoptar medidas concretas para aliviar el sufrimiento de quienes han sido desplazados por el conflicto. Más de 4,25 millones de personas han quedado desplazadas en Siria y 2 millones se han refugiado en el extranjero, lo que en conjunto equivale a casi un tercio de la población. La necesidad de ayudarlas apenas suscita controversia en el ámbito político; en el Consejo de Seguridad de la ONU no hay diferencias en este sentido ni tampoco hay discrepancias públicas entre Estados Unidos y Rusia. Entonces, ¿por qué no se hace nada?La magnitud de la crisis humanitaria en Siria es difícil de imaginar. Según las previsiones de la ONU, más de 10 millones de personas, la mitad de la población, necesitarán asistencia humanitaria a final de año. La envergadura de la destrucción en el país, el aspecto sectario del conflicto, y las múltiples facciones en combate prácticamente garantizan que la crisis humanitaria va a continuar durante años, incluso tras el fin del conflicto.Se ha prestado algo de ayuda, pero no ha sido suficiente. El llamamiento de la ONU para recaudar 5.000 millones de dólares destinados a ayuda humanitaria en Siria no ha conseguido ni la mitad de los fondos. El diario británico The Guardian ha publicado una infografía que muestra las contribuciones de diversos países en comparación con su PIB. Deja lamentablemente claro que podríamos ayudar mucho más, sobre todo si tenemos en cuenta la diferencia entre el dinero prometido y el que se ha aportado realmente.Entonces, ¿qué hay que hacer?Primero: Las fronteras deben permanecer abiertas para quienes huyen del conflicto. Los países vecinos han asumido un gran número de refugiados, pero ha habido algunas excepciones deplorables. Jordania no deja entrar a refugiados palestinos, entre otros, que llevan decenas de años viviendo en Siria. Egipto ha devuelto a los sirios que llegaban al país y ha deportado a varios centenares más.Segundo: La comunidad internacional -especialmente los países de la UE, los países del Golfo, Rusia, China, India, Estados Unidos y otros que disponen de los medios económicos- deben ofrecer todos los fondos requeridos por el llamamiento humanitario de la ONU para Siria. El apoyo humanitario debe ser continuo y no una contribución única; países individuales y grupos como el G20 deben comprometerse de forma inequívoca a garantizar que se van a seguir aportando fondos a los llamamientos humanitarios.Será preciso ofrecer apoyo continuo a los países vecinos, especialmente Jordania y Libia, para que puedan seguir recibiendo a grandes cantidades de personas refugiadas y proporcionándoles servicios básicos, como educación y atención a la salud. Actualmente, en Líbano hay 759.000 refugiados procedentes de Siria, algo más del 15 por ciento de la población del país. Jordania, uno de los países del mundo con mayores problemas hídricos, alberga a 525.000 refugiados sirios, que constituyen una doceava parte de la población del país. Aquí también es fundamental el papel de la comunidad internacional.Tercero: Se debe considerar que toda persona que huye de Siria necesita protección internacional. La inmensa mayoría de las personas refugiadas procedentes de Siria, incluidas las palestinas, probablemente reúnen las condiciones para que se les reconozca la condición de refugiadas con arreglo al derecho internacional. Deben tener la posibilidad de acceder a la protección y las ventajas que ofrece el reconocimiento de la condición de refugiado. Para ello es fundamental que no se restrinja la estancia de los refugiados procedentes de Siria a breves periodos de residencia ni se les excluya de la reunificación familiar.Cuarto: Los refugiados procedentes de Siria, al igual que el resto de las personas refugiadas, no deben ser detenidos aplicando criterios migratorios. Se ha detenido a refugiados sirios en varios países, como Bulgaria, Egipto y Grecia. La detención de personas refugiadas aplicando criterios migratorios es ilegítima con arreglo al derecho internacional.Quinto: Los países europeos, que permiten el reasentamiento de un número relativamente pequeño de refugiados, deben sacar de la región a las personas refugiadas en situación vulnerable, bien a través del reasentamiento o de programas de admisión por motivos humanitarios distintos a los míseros programas de reasentamiento de refugiados existentes actualmente. Y éste debe ser un firme compromiso de reasentar a miles de refugiados, no sólo a una cantidad simbólica. El reasentamiento y la admisión por motivos humanitarios tendrán poco impacto en relación con la gran cantidad de refugiados acogidos por los países vecinos de Siria, pero pueden constituir modos muy efectivos de prestar asistencia a las personas en situación más vulnerable.El sufrimiento humano en el conflicto sirio está a la vista de todos. La comunidad árabe y la comunidad internacional, que saben que se pueden adoptar medidas concretas para aliviar este sufrimiento, pueden y deben hacer mucho más. En caso contrario se complicará y retrasará la eventual reconstrucción de Siria y se agravarán las consecuencias del conflicto en los países vecinos.El 30 de septiembre se reunirán en Ginebra representantes de gobiernos para la reunión anual del Comité Ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en la que se debatirá la protección internacional a las personas refugiadas.