La futura Declaración Americana para proteger los derechos humanos de los pueblos indígenas podría hacer retroceder los avances logrados en la última década

Amnistía Internacional expresa su más honda preocupación porque el texto discutido por los Estados de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre una futura Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, estaría siendo comprometido y, de no corregirse, resultará en una declaración que negará los derechos consagrados en la emblemática Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas de 2007.

Mujeres Ashaninkas con sus hijos baja

Foto: Jaime Rázuri

El 15 de mayo pasado, los representantes indígenas se retiraron de las sesiones de negociación de esta Declaración ante la insistencia de varios Estados de incluir disposiciones en el texto que, en la práctica, lo supeditaría a leyes nacionales que no respetan los derechos humanos de los pueblos indígenas.

Los Estados participantes en este proceso ya se habían comprometido a aceptar la Declaración de la Naciones Unidas, que marcó un hito en la historia de los derechos de los pueblos indígenas, como la norma mínima global y a avanzar sobre esa base, no a erosionarla. En las negociaciones para elaborar la Declaración de las Naciones Unidas tanto los pueblos indígenas como los Estados rechazaron específicamente las propuestas de subordinar esta norma a la legislación nacional, precisamente para asegurar que se avanzara en esta materia.

Es sumamente preocupante que al redactar una Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en América se estén presentando textos que hacen retroceder los avances logrados en la última década. Esta actitud es todavía más alarmante si se tiene en cuenta lo mucho que falta por hacer en este continente para acabar con la discriminación que los pueblos indígenas han sufrido durante siglos.

Una Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas ofrece una oportunidad única para afianzar su larga lucha contra la discriminación y proteger sus derechos, como por ejemplo su derecho a la tierra y al territorio, a vivir en aislamiento voluntario, a ser consultados de manera libre, previa e informada sobre las decisiones que afectan sus vidas y sus medios de subsistencia, y a dar su consentimiento a decisiones relacionadas con la explotación de los recursos naturales de sus territorios ancestrales.

Las violaciones de derechos que sufren los pueblos indígenas del continente, como la pobreza y exclusión en la que viven, no son hechos irremediables, sino el resultado de decisiones, acciones y omisiones llevadas a cabo por personas concretas en diferentes momentos históricos que pueden y deben revertirse. Solo hace falta voluntad política.

Los Estados miembros deben aprovechar esta oportunidad y empezar a revertir siglos de marginación y discriminación, elaborando una Declaración Americana que esté a la vanguardia en la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas de las Américas.