La oleada de homicidios de personas con albinismo, cuyos cuerpos se utilizan en prácticas rituales, pone de manifiesto el fracaso sistemático de la función policial en Malawi y obliga a este grupo vulnerable a vivir con miedo, afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy.
El informe "No somos animales para cazar o vender": Violencia y discriminación contra las personas con albinismo en Malawi revela el fuerte repunte de los ataques violentos contra personas con albinismo en los últimos dos años. Sólo en abril de 2016 murieron asesinadas cuatro personas, entre ellas un bebé.
"Esta oleada sin precedentes de brutales agresiones contra personas con albinismo ha creado un clima de terror para este grupo vulnerable y para sus familiares, que viven en un estado de temor constante por sus vidas", afirma Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África austral.
"Las autoridades de Malawi han fallado completamente a estas personas y las han dejado a merced de bandas de criminales que las cazan para hacerse con partes de sus cuerpos."
Desde noviembre de 2014, al menos 18 personas han sido víctimas de homicidio y al menos 5 han sido secuestradas y continúan en paradero desconocido. Se cree que sus huesos se venden a curanderos de Malawi y Mozambique, que los utilizan para preparar amuletos y pociones mágicas que, según creen, atraen la fortuna y la buena suerte. Otro impulsor de este macabro comercio es la creencia de que los huesos de las personas con albinismo contienen oro.
Amnistía Internacional considera muy probable que el número real de víctimas de homicidio entre las personas con albinismo sea mucho mayor, ya que muchos rituales realizados en secreto en zonas rurales no llegan a denunciarse. Además, los delitos contra personas con albinismo no se documentan de forma sistemática en Malawi.
El informe también revela que, además de sufrir ataques de una violencia extrema, las personas con albinismo en Malawi padecen una discriminación social generalizada en forma de insultos y exclusión de servicios públicos básicos, entre otras. Sufren discriminación en el sistema educativo y muchas mueren de cáncer de piel debido a la dificultad de acceder a recursos preventivos, como protección solar e información sobre el albinismo.
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Homicidios y secuestros
Desde noviembre de 2014 se ha producido un fuerte aumento de los homicidios y secuestros de personas con albinismo. Las mujeres y los niños y niñas con albinismo están especialmente expuestos a sufrir secuestros u homicidios, en ocasiones a manos de familiares cercanos.
El mes más sangriento del que tiene constancia Amnistía Internacional fue abril de 2016, en el que fueron asesinadas cuatro personas con albinismo. Se trata de:
Whitney Chilumpha, que tenía apenas dos años cuando la raptaron de su casa, donde dormía con su madre. Días después se encontraron fragmentos de su cráneo, junto con dientes y prendas de ropa, en una colina cercana. Cinco hombres, entre ellos su padre, fueron detenidos como sospechosos de haber participado en el homicidio.
Jenifer Namusyo, mujer de 30 años, apareció muerta el 30 de abril. Había recibido puñaladas en la espalda, el abdomen y el codo, y le habían extirpado los pechos y los ojos. Unos días antes, Davis Fletcher Machinjiri, de 17 años, había sido secuestrado por unos hombres que lo introdujeron ilegalmente en Mozambique, donde lo mataron, le cortaron los brazos y las piernas y le extrajeron los huesos.
Enelesi Nkhata, mujer de 21 años, fue hallada muerta por unos granjeros el 14 de abril de 2016 en una fosa poco profunda. Un familiar le había hecho creer que había encontrado un trabajo para ella en otro distrito. Su cadáver presentaba una puñalada en el pecho y tenía amputados los brazos y las piernas. Se detuvo al menos a 10 hombres, entre ellos el familiar de Enelesi, por el asesinato.
Una mujer dijo a Amnistía Internacional: "La mayoría de los responsables de ataque [contra personas con albinismo] son familiares cercanos... Conocí a una madre en Chitipa que tenía escondidos a sus hijos por miedo. Por eso no iban al colegio".
Al menos cinco personas fueron secuestradas y continúan en paradero desconocido. Es el caso de Iblah Pilo, de dos años, secuestrado una noche de enero de 2015. Su madre se despertó al oír el llanto del pequeño, pero no pudo salvarlo. Según contó su tía abuela a Amnistía Internacional: "Nos preocupa no saber dónde está Iblah, ni dónde encontrar su tumba. Queremos que se sepa la verdad. Que sea el último niño que desaparece".
Ni siquiera los muertos descansan en paz: el Servicio de Policía de Malawi ha registrado al menos 39 casos de exhumación ilegal de cuerpos de personas con albinismo y de posesión de huesos u otras partes del cuerpo obtenidas de cadáveres. Preocupa a Amnistía Internacional que algunos de estos casos puedan ser realmente casos de homicidio, en vez de meros saqueos de tumbas.
"Los malawianos deben reflexionar y empatizar con las penalidades que sufre este grupo vulnerable, y asegurar que se acepta a las personas con albinismo", afirma Boniface Massah, director de la Asociación de Personas con Albinismo de Malawi.
Fracaso sistemático de la labor policial
Según el Servicio de Policía de Malawi, se han documentado al menos 69 delitos contra personas con albinismo desde noviembre de 2014. Sin embargo, Amnistía Internacional ha constatado que la policía carece de la formación y las aptitudes adecuadas para investigar este tipo de delitos.
El Servicio de Policía de Malawi no dispone de los recursos (por ejemplo, medios de transporte) necesarios para responder con prontitud a las denuncias y mantener una labor policial visible en los distritos donde se registran más agresiones.
Además, se teme que algunos agentes de policía comparten los prejuicios sobre las personas con albinismo presentes en el conjunto de la sociedad del país y no se toman en serio los abusos contra los derechos humanos de este colectivo.
El director de la fiscalía ha admitido ante Amnistía Internacional que los fiscales policiales no conocen todas las leyes pertinentes a los delitos contra personas con albinismo.
Se tiene constancia de un caso en el que la población decidió tomarse la justicia por su mano y recurrir a la violencia colectiva contra los presuntos autores del crimen: en marzo de 2016, siete hombres murieron quemados a manos de una multitud en el distrito de Nsanje, en la frontera con Mozambique, por ser sospechosos de haber traficado con partes del cuerpo de personas con albinismo.
Las autoridades deben tomar medidas inmediatas para impedir que se recurra a la violencia colectiva para obtener justicia y condenar públicamente estos incidentes cuando se produzcan; asimismo, deben asegurar que los casos de violencia colectiva se investigan con prontitud y de manera independiente, exhaustiva e imparcial, y que los presuntos responsables comparecen ante la justicia.
Vivir con miedo
El aumento de los ataques y la discriminación generalizada, unido a la ineficacia de la función policial, hace que muchas de las personas con albinismo de Malawi (entre 7.000 y 10.000) vivan en un estado de miedo constante.
Una mujer contó a Amnistía Internacional que los ataques le habían cambiado la vida: "Cuando era pequeña, pensaba que podía hacer cualquier cosa. Ahora me he vuelto muy sensible. No puedo subirme en el automóvil de un desconocido. Antes me movía de un lado a otro sin miedo; ahora tengo que irme a casa a las 17.30. No me siento a salvo".
Un hombre de 37 años dijo a Amnistía Internacional: "La gente me dice a la cara que 'me va a vender'. Una vez, una persona me dijo que valgo seis millones de kwachas (10.000 dólares estadounidenses). Me duele que me digan que pueden ponerme precio."
La exclusión y el abuso que experimentan en sus pueblos y comunidades también son un problema para las personas con albinismo, que a menudo son objeto de insultos y amenazas. A las mujeres con albinismo se las llama machilitso (remedio), lo que perpetúa la creencia de que mantener relaciones sexuales con una persona con albinismo puede curar el VIH. Una mujer dijo a Amnistía Internacional: "Si no eres valiente, puedes acabar deshaciéndote de tu hijo o hija por culpa del abuso y los insultos".
Amnistía Internacional insta al gobierno de Malawi a adoptar medidas concretas para proteger el derecho a la vida y a la seguridad de las personas con albinismo, aumentando la actuación policial visible en los distritos rurales y tomando medidas cuando se produzcan agresiones contra este colectivo.
Deben examinarse de nuevo todas las denuncias de delitos contra personas con albinismo e investigarlas de forma exhaustiva, imparcial, independiente y transparente; asimismo, debe llevarse ante la justicia a los autores, en especial a quienes estuvieran en posesión de huesos humanos.
"Ha llegado la hora de que el gobierno de Malawi deje de actuar como el avestruz, escondiendo la cabeza en la arena, y de actuar como si el problema fuera a desaparecer por sí solo. Hablar no es suficiente para parar estos ataques. Son necesarias acciones concretas", afirma Deprose Muchena.
"La policía tiene el deber de proteger a todas las personas frente a los delitos. No investigar de forma eficaz los crímenes contra personas con albinismo fomenta un clima de impunidad y un entorno donde pueden seguir produciéndose escalofriantes homicidios."
Información complementaria:
Desde noviembre de 2014, Malawi ha experimentado un fuerte aumento de los abusos contra los derechos humanos de las personas con albinismo -como secuestros, homicidios y saqueos de tumbas- cometidos por particulares y bandas delictivas.
Se tiene constancia de al menos 18 víctimas mortales, y otras 5 personas han sido secuestradas y están en paradero desconocido.
Según el Servicio de Policía de Malawi, se han registrado al menos 69 casos relacionados con delitos contra personas albinas desde noviembre de 2014.
Las personas con albinismo son objeto de agresiones porque se cree que algunas partes de su cuerpo tienen propiedades mágicas y atraen la buena suerte.
En Malawi hay una población de entre 7.000 y 10.000 personas que vive con albinismo.