Con la atención del mundo centrada en gran medida en Gaza, las fuerzas israelíes han intensificado el uso de la fuerza letal con redadas en campos de refugiados y ataques contra multitudes en manifestaciones.
Investigación detallada sobre el homicidio ilegítimo de 20 palestinos, entre ellos siete niños y niñas por parte de Israel.
"Es hora de que la Fiscalía de la CPI investigue estos asesinatos y el crimen de apartheid en su investigación sobre la situación en Palestina" - Erika Guevara-Rosas
Mientras la atención del mundo se ha centrado en gran medida en Gaza durante los últimos cuatro meses, las fuerzas israelíes han desatado una brutal ola de violencia contra la población palestina en la Cisjordania ocupada, cometiendo homicidios ilegítimos y negando asistencia médica a las personas heridas, ha manifestado hoy Amnistía Internacional.
Desde el 7 de octubre, el uso ilegítimo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad israelíes durante las operaciones de aplicación de la ley en toda Cisjordania ha sido implacable, sembrando el miedo y la intimidación entre comunidades enteras. También se ha utilizado para dispersar concentraciones y protestas celebradas en solidaridad con Gaza y para exigir la liberación de presos y detenidos palestinos.
Entre el 7 de octubre y el 31 de diciembre, 299 palestinos fueron asesinados en Cisjordania, según la ONU, lo que supone un aumento del 50% en comparación con los nueve primeros meses de 2023, con al menos 61 palestinos más, incluidos 13 niños, asesinados en lo que va de 2024 (a fecha de 29 de enero). En total, al menos 507 palestinos murieron en Cisjordania el año pasado, incluidos al menos 81 niños, lo que lo convierte en el año más mortífero para los palestinos desde que la ONU comenzó a registrar víctimas en 2005.
Amnistía Internacional ha investigado cuatro casos ilustrativos en los que las fuerzas israelíes hicieron uso ilegítimo de fuerza letal —tres en octubre y uno en noviembre— que dieron lugar al homicidio ilegítimo de 20 palestinos, entre ellos siete menores de edad. El equipo de investigación de Amnistía Internacional entrevistó a 12 personas, diez de ellas testigos presenciales, entre ellas miembros de los servicios de emergencia y residentes locales, al tiempo que verificó 19 vídeos y cuatro fotos relacionados con los incidentes. Entre otras cosas, la investigación de Amnistía Internacional concluyó que las fuerzas israelíes obstruyeron la asistencia médica a personas con heridas que ponían en peligro su vida y atacaron a quienes intentaban ayudar a palestinos heridos, incluidos paramédicos.
Israel tiene un historial bien documentado de uso excesivo y a menudo letal de la fuerza para reprimir la disidencia e imponer su sistema de apartheid contra los palestinos, y esos actos casi siempre se cometen con impunidad. Desde el 7 de octubre, las protestas en solidaridad con la población palestina en Gaza se han celebrado con frecuencia en toda la Cisjordania ocupada, con manifestaciones mayoritariamente pacíficas, aunque se ha visto a algunos manifestantes arrojando piedras en respuesta a la presencia o intervención violenta de las fuerzas israelíes.
A finales de noviembre, Amnistía Internacional envió solicitudes de información sobre los cuatro casos que había investigado a la unidad de portavoces del ejército israelí y al comandante del distrito de Jerusalén. Al cierre de esta edición, no se había recibido respuesta. Amnistía Internacional sigue investigando otros casos de uso excesivo de la fuerza durante las operaciones israelíes de aplicación de la ley, como las repetidas redadas y ataques en Yenín y Tulkarem, en el norte de Cisjordania.
Erika Guevara Rosas, directora de Investigación, Trabajo de Incidencia y Política Global de Amnistía Internacional, ha declarado:
"Al amparo de los incesantes bombardeos y crímenes atroces en Gaza, las fuerzas israelíes han desatado fuerza letal ilegítima contra la población palestina en la Cisjordania ocupada, llevando a cabo homicidios ilegítimos y mostrando un escalofriante desprecio por la vida de los palestinos”.
Amnistía Internacional lleva mucho tiempo documentando homicidios ilegítimos cometidos por las fuerzas israelíes y cómo encajan en el sistema de apartheid en el que están encerrados los palestinos.
Estos homicidios ilegítimos constituyen una violación flagrante del derecho internacional de los derechos humanos y se cometen con impunidad en el contexto del mantenimiento del régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de Israel sobre la población palestina.
Es hora de que la Fiscalía de la CPI investigue estos homicidios y el crimen de apartheid en su investigación sobre la situación en Palestina.
La situación en Palestina e Israel es una prueba de fuego para la legitimidad y la reputación de la Corte. No puede permitirse el lujo de fallar".
En un caso ilustrativo, el ejército israelí y la policía fronteriza hicieron un uso excesivo de la fuerza durante una redada de 30 horas en el campo de refugiados de Nour Shams, en la ciudad de Tulkarem, que comenzó el 19 de octubre. Durante la operación, las fuerzas israelíes mataron a 13 palestinos, entre ellos seis niños, y detuvieron a 15 personas. Fuentes militares israelíes citadas en informes de prensa dijeron que un oficial de la policía fronteriza murió y nueve resultaron heridos después de que se les lanzara un artefacto explosivo improvisado. Los residentes contaron a Amnistía Internacional que, durante la operación, los soldados israelíes irrumpieron en más de 40 viviendas, destruyeron objetos personales y perforaron agujeros en las paredes para que los usaran francotiradores. Se cortó el suministro de agua y electricidad al campamento y los soldados utilizaron excavadoras para destruir carreteras, redes eléctricas e infraestructuras hídricas. Entre los muertos durante la redada se encontraba Taha Mahamid, de 15 años, a quien las fuerzas israelíes dispararon frente a su casa. Mahamid estaba desarmado y no representaba ninguna amenaza para los soldados cuando le dispararon, como se desprende claramente de los testimonios de testigos y de los vídeos examinados por Amnistía Internacional. Un vídeo grabado por una de sus hermanas y verificado por Amnistía Internacional lo muestra caminando por la calle comprobando la presencia de soldados y luego desplomándose frente a su casa después de que se oyera el sonido de tres disparos.
Un testigo presencial dijo a Amnistía Internacional que, cuando el padre de Taha Mahamid, Ibrahim, intentó llevar a su hijo herido a un lugar seguro, las fuerzas israelíes le dispararon por la espalda. Un video verificado filmado por una de las hermanas de Taha inmediatamente después del tiroteo muestra a Ibrahim tendido en el suelo junto a Taha antes de alejarse cojeando. Fátima dijo: "Levantó las manos, mostrándoles [a los soldados] que no tenía nada en ellas. Solo quería llevarse a su hijo. Le dispararon de una bala y mi padre cayó al lado de Taha".
Ibrahim Mahamid sufrió graves daños en sus órganos internos y fue trasladado a cuidados intensivos. Ni Taha ni Ibrahim Mahamid representaban una amenaza para las fuerzas de seguridad ni para nadie más cuando les dispararon. Este uso innecesario de la fuerza letal debe investigarse como posible crimen de guerra de homicidio intencional y causar deliberadamente grandes sufrimientos o lesiones graves a la integridad física o la salud.
Aproximadamente 12 horas después del asesinato de Taha Mahamid, el ejército israelí irrumpió en la casa de la familia y encerró a los miembros de la familia, incluidos tres niños pequeños, en una habitación durante aproximadamente diez horas. Los soldados también perforaron agujeros en las paredes de las habitaciones para posicionar francotiradores que vigilaban la zona. Un testigo dijo que los soldados registraron la casa, golpearon a un miembro de la familia, y se vio a uno orinando en la puerta. En vídeos verificados por Amnistía Internacional también se puede ver a excavadoras militares israelíes dañando las estrechas calles del campo de refugiados de Nour Shams. Un video publicado por la Media Luna Roja Palestina muestra grandes daños en una carretera dentro del campamento, lo que dificulta la evacuación médica de las personas heridas durante la redada.
Dos testigos presenciales han descrito a Amnistía Internacional cómo, el 13 de octubre, las fuerzas israelíes apostadas en una torre de vigilancia militar en una de las entradas principales de la ciudad cisjordana de Tulkarem y las que se encontraban en el tejado de una casa cercana abrieron fuego contra una multitud de al menos 80 palestinos desarmados que se manifestaban pacíficamente en solidaridad con Gaza. Dos periodistas que se encontraban en el lugar dijeron por separado a Amnistía Internacional que habían visto a las fuerzas israelíes disparar gas lacrimógeno contra la multitud y poco después abrir fuego contra ellos sin previo aviso. Los dos periodistas vieron a cuatro personas heridas de bala cuando intentaban huir del tiroteo. Minutos después, las fuerzas israelíes abrieron fuego en dirección a los periodistas, a pesar de que llevaban chalecos de prensa claramente identificados. Los periodistas se escondieron detrás de un muro junto con tres niños, permaneciendo allí durante unas dos horas mientras continuaba la operación. Durante ese tiempo, fueron testigos de cómo un soldado israelí disparaba y hería a un hombre palestino que pasaba junto a ellos en una bicicleta. Uno de los periodistas también vio a otro manifestante recibir un disparo en la cabeza. Describió cómo la víctima recibió un disparo repentino y cayó al suelo. Más tarde murió a causa de sus heridas.
Durante otra incursión israelí en el campo de refugiados de Yenín, el 9 de noviembre, el ejército israelí atacó al personal médico que intentaba tratar a una persona con una herida de bala. Según informó la ONU, las fuerzas israelíes mataron a 13 palestinos durante esta operación, que duró 12 horas e implicó enfrentamientos armados y ataques aéreos. Según un testigo, las fuerzas israelíes dispararon por la espalda a Sabreen Obeidi, una paramédica de la Media Luna Roja Palestina, mientras se encontraba dentro de una ambulancia estacionada en el campamento. Durante la misma redada, las fuerzas israelíes dispararon contra otras dos ambulancias de la Media Luna Roja Palestina que habían entrado en el campamento para atender a los heridos. Las imágenes de vídeo de una cámara instalada en el interior de una ambulancia compartidas con Amnistía Internacional muestran una bala impactando en la carretera a unos dos metros delante de la ambulancia. El incidente que se muestra en el vídeo también fue relatado a Amnistía Internacional por un paramédico que se encontraba dentro de la ambulancia, quien dijo que también vio a otros dos paramédicos tiroteados por un francotirador apostado en un edificio al otro lado de la calle.
El 27 de noviembre, las fuerzas israelíes hicieron uso excesivo de la fuerza contra una multitud de palestinos en Beitunia, cerca de Ramallah. La multitud se había reunido para saludar a los prisioneros liberados de la prisión de Ofer como parte del acuerdo entre Israel y Hamas durante la pausa humanitaria en Gaza. Los testigos describieron a Amnistía Internacional cómo el ejército israelí disparó munición real y balas recubiertas de goma contra la multitud, y lanzó gas lacrimógeno con drones. Los testigos también informaron de que las fuerzas israelíes desplegaron una excavadora militar y condujeron jeeps contra la multitud. Un testigo presencial vio a Yassine Al-Asmar, residente local, recibir un disparo en el pecho. Las ambulancias no pudieron llegar a Al-Asmar debido al fuego israelí. En cambio, sus amigos lograron trasladarlo y llevarlo a un hospital en Ramala, donde fue declarado muerto poco después.
Vídeos verificados por Amnistía Internacional muestran a algunos manifestantes arrojando piedras y quemando neumáticos en la zona, así como al menos a una persona lanzando un cóctel molotov contra una excavadora. Según el derecho internacional, arrojar piedras o quemar neumáticos no justifica una respuesta de las fuerzas del orden que implique el uso de armas de fuego. El derecho internacional prohíbe el uso de la fuerza letal contra personas que no representen una amenaza inminente de muerte o lesiones graves. Estos tiroteos deben investigarse como posibles crímenes de guerra de homicidio intencionado y de causar deliberadamente grandes sufrimientos o lesiones graves. Uno de los testigos dijo: "Buscan estropear nuestra celebración de los presos liberados y afirmar su dominio".
La obstrucción de la asistencia médica por parte de las fuerzas israelíes durante las operaciones en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados es una práctica que Amnistía Internacional ha documentado durante muchos años y forma parte del sistema de apartheid de Israel. Según el derecho internacional, las fuerzas israelíes están obligadas a garantizar que cualquier persona herida por sus fuerzas pueda acceder a tratamiento médico. Amnistía Internacional ha investigado varias ocasiones recientes en las que las fuerzas israelíes obstaculizaron o impidieron que las personas gravemente heridas en manifestaciones y redadas recibieran asistencia médica vital. También dispararon contra palestinos que intentaban ayudar, incluidos médicos que atendían a los heridos.
El 10 de octubre, en Ein Al-Lozeh, distrito de Silwan, en la Jerusalén oriental ocupada, una patrulla de la policía fronteriza israelí mató ilegítimamente a Ali Abbasi, que estaba desarmado e intentaba poner a salvo a Abd Al-Rahman Faraj, que acababa de recibir un disparo de la misma unidad. Habían estallado enfrentamientos entre palestinos y la policía fronteriza israelí en el distrito, con palestinos que encendían fuegos artificiales y fuerzas israelíes que disparaban munición real. Durante estos enfrentamientos, Abd Al-Rahman Faraj recibió un disparo y poco después Ali Abbasi trató de ponerlo a salvo. Un testigo, que habló bajo condición de anonimato por motivos de seguridad, dijo a Amnistía Internacional que había visto a las fuerzas israelíes disparar a Ali Abbasi en la cabeza cuando intentaba alejar a Faraj. El testigo dijo que las fuerzas israelíes amenazaron con disparar a las personas que intentaron ayudar a los dos hombres e impidieron que una ambulancia llegara a las víctimas, dejándolas sangrando en el suelo durante más de una hora. Los dos hombres fueron recogidos más tarde por una ambulancia militar israelí. Sus cuerpos aún no han sido devueltos a sus familias.
Del mismo modo, durante la represión de una manifestación en la ciudad de Tulkarem el 13 de octubre, testigos presenciales del tiroteo por parte de las fuerzas israelíes contra un palestino que iba en bicicleta dijeron a Amnistía Internacional que el paramédico que intentó rescatar a la víctima también recibió disparos de soldados israelíes cuando se acercaba al herido. Una de las dos periodistas que presenciaron el incidente dijo a Amnistía Internacional que había visto al hombre de la bicicleta recibir un disparo en la pierna. Ella dijo:
"Estaba gritando. Y entonces uno de los chicos de la ambulancia trató de moverlo y salvarle la vida, pero el francotirador israelí siguió disparando. Vi con mis propios ojos a los médicos y a la ambulancia siendo tiroteados por francotiradores israelíes".
En un tercer ejemplo, una incursión israelí en el campamento de refugiados de Nour Shams, en la Ribera Occidental, el 19 de octubre, tres testigos presenciales, entre ellos un paramédico que se encontraba en el lugar, dijeron que dos ambulancias se detuvieron en la entrada del campamento y se les impidió llegar a los heridos. Los testigos dijeron que los residentes se vieron obligados a trasladar a los heridos a un hospital en automóviles particulares. Los familiares que presenciaron el tiroteo de Ibrahim Mahamid el 19 de octubre mientras intentaba llevar a su hijo Taha, herido, a un lugar seguro (como se ha indicado anteriormente), dijeron a Amnistía Internacional que se le impidió recibir asistencia médica durante más de una hora. Amnistía Internacional también habló con un paramédico que se encontraba en el lugar de los hechos, quien confirmó que había pasado más de una hora tratando de llegar a Mahamid, pero las fuerzas israelíes bloquearon las ambulancias a la entrada del campo y Mahamid tuvo que sangrar durante todo este tiempo.
El derecho internacional exige que se respete y proteja a los enfermos y heridos y al personal médico. Obstruir el acceso al tratamiento médico viola el derecho a la salud, el derecho a la seguridad de la persona y a no ser sometido a torturas ni a tratos crueles, inhumanos y degradantes. En la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén oriental, Israel es la potencia ocupante y sus acciones están sujetas a las obligaciones que le incumben en virtud del derecho internacional de los derechos humanos. En la vigilancia policial de las manifestaciones y en el desempeño de otras funciones de aplicación de la ley en Cisjordania, incluidas las denominadas operaciones de búsqueda y detención, las fuerzas israelíes deben respetar plenamente las leyes y normas de derechos humanos.