Estos periodistas son atacados sólo por hacer su trabajo
El periodismo no es un delito, pero los principios de la libertad de expresión y de la libertad de prensa están amenazados en todo el mundo. Para conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo, destacamos nueve casos de periodistas que han sido encerrados, torturados, amenazados o incluso asesinados sólo por expresar su opinión.
1. Shawkan, Egipto
El fotoperiodista egipcio Mahmoud Abu Zeid, conocido también como "Shawkan", lleva casi tres años en prisión tras fotografiar la violenta respuesta de las fuerzas de seguridad a una sentada de protesta en El Cairo. Ha sido torturado bajo custodia y ahora va a ser juzgado por cargos falsos por los que se le podría imponer la pena de muerte.
Shawkan es uno de los al menos 20 periodistas detenidos por su trabajo en Egipto, según el Sindicado de Prensa egipcio.
"Soy un periodista sin más afiliación que su profesión", nos escribió en una carta desde la cárcel. "¿A qué viene tanta opresión y persecución? ¿No ha sido suficiente?"
2. Baba Wame, Rodrigue Tongue y Félix Ebolé Bola, Camerún
Los periodistas Baba Wame, Rodrigue Tongue y Félix Ebolé Bola podrían ser condenados a prisión por haberse negado a revelar sus fuentes para un reportaje en el que estaban trabajando. Estaban investigando denuncias de colaboración entre las fuerzas de seguridad y un grupo armado de República Centroafricana acusado de atacar una población en el este de Camerún.
Los periodistas fueron acusados formalmente de no revelar sus fuentes y otros datos que podrían menoscabar la seguridad nacional. Ellos niegan haber revelado nada que pueda menoscabar la seguridad, y dicen que sólo quieren proteger a sus fuentes. El derecho de los periodistas a no revelar sus fuentes es un elemento importante de la libertad de expresión que ayuda a garantizar la libre circulación de información.
3. Druklo, China
Druklo (seudónimo de Shokjang), joven escritor y bloguero tibetano, conocido por sus críticas al trato que el gobierno chino dispensa a la población tibetana, ha sido condenado a tres años de cárcel por "incitación al separatismo". Fue declarado culpable tras un juicio injusto, antes y durante el cual no tuvo acceso a asistencia letrada. Druklo afirma que su sentencia condenatoria se basa en textos que publicó en Internet sobre la libertad de religión y el dalai lama, y en la posesión de un libro prohibido.
Es la segunda vez que Druklo es objeto de acciones represivas por parte de las autoridades chinas. En 2010 lo detuvieron por codirigir una revista prohibida en la que se habían publicado unos artículos sobre las protestas de la población tibetana.
4. Khadija Ismayilova, Azerbaiyán
Khadija Ismayilova es una galardonada periodista de investigación que sacó a la luz la corrupción en Azerbaiyán, incluso en la familia del presidente. Cumple actualmente una condena de siete años y medio de prisión como consecuencia de la campaña de represión de la libertad de expresión emprendida por las autoridades.
Ha sido objeto de amenazas personales, hostigamiento e intentos de chantaje para tratar de silenciarla. Al negarse a ser intimidada, fue detenida finalmente en diciembre de 2014 y, tras un juicio injusto, fue declarada culpable en septiembre de 2015 de cargos falsos de malversación, actividad empresarial ilegal, evasión de impuestos y abuso de poder.
5. Esdras Ndikumana, Burundi
Esdras Ndikumama, corresponsal de AFP y de Radio France Internationale, fue detenido en agosto de 2015 mientras tomaba fotografías tras el asesinato de un importante general. Según el Comité para la Protección de los Periodistas, Ndikumama afirmó que lo golpearon en la espalda, las piernas y las plantas de los pies. Ahora vive en el exilio.
Durante el último año, el gobierno ha tomado medidas represivas contra periodistas, políticos de la oposición y otras personas consideradas críticas hacia el partido gobernante. En mayo de 2015, la policía destruyó cuatro emisoras de radio privadas e independientes durante un intento de golpe de Estado.
6. Anabel Flores Salazar, México
La periodista mexicana Anabel Flores Salazar fue asesinadaen febrero de 2016 tras ser secuestrada en su casa por hombres armados. Estaba especializada en información sobre crímenes y trabajaba para un periódico local del estado de Veracruz.
Su muerte es un trágico recordatorio de la violenta realidad a la que se enfrentan miles de periodistas en todo México, uno de los países más peligrosos del mundo para los profesionales de los medios de comunicación. Veracruz es uno de los estados más peligrosos para los periodistas en México: desde 2010 han perdido la vida al menos 17 profesionales de los medios de comunicación.
7. Sedrick de Carvalho y Domingos da Cruz, Angola
Son presos de conciencia, encarcelados únicamente por ejercer de forma pacífica su derecho a la libertad de expresión y de reunión. Son víctimas de un gobierno decidido a intimidar a todo el que se atreva a cuestionar sus políticas represivas.
8. Somyot Prueksakasemsuk, Tailandia
En 2011, Somyot Prueksakasemsuk, entonces director de una revista, publicó dos artículos sobre un monarca de ficción que se consideraron insultantes para la familia real de Tailandia. Fue condenado a 10 años de prisión en virtud de la ley de lesa majestad del país, que prohíbe cualquier palabra o acto que "difame, insulte, o amenace al rey, la reina, el heredero o el regente".
En los últimos años, las autoridades tailandesas recurren cada vez más a leyes represivas para silenciar la disidencia. Somyot y todos los demás presos de conciencia deben ser puestos en libertad de inmediato y sin condiciones.
9. Can Dündar y Erdem Gül, Turquía
En noviembre de 2015,Can Dündar, redactor jefe del periódico Cumhuriyet, y su representante en Ankara, Erdem Gül, fueron acusados formalmente de espionaje, revelación de secretos de Estado y ayuda a una organización terrorista. Los cargos se presentaron tras la publicación de dos artículos en el periódico en junio de 2015, en los que se denunciaba que los servicios de inteligencia turcos habíantransferido armas a un grupo armado en Siria en 2014. En aquel momento, el entonces primer ministro, Recep Tayyip Erdo?an, afirmó que los camiones transportaban ayuda humanitaria. En caso de ser declarados culpables, los dos periodistas podían ser condenados a cadena perpetua.
Este es uno de los muchos casos en los se utiliza la amplia legislación antiterrorista turca para castigar las críticas al gobierno. Los periodistas no deben enfrentarse a cargos penales por el mero hecho de informar sobre asuntos que son de interés público.