Escribe Carmen Rosa Cardoza (Vocera - Desaparición Forzada de AIPERU)

 La partida del Dr. Clyde Snow el pasado 16 de mayo, deja un gran vacío en el mundo científico, y es una pérdida irreparable para los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario, la verdad, la justicia, para devolver la identidad a los desaparecidos y para sus familiares.Fue un excelente científico, reconocido mundialmente por sus trabajos, destacando innumerables casos de crímenes impactantes, políticos, históricos y arqueológicos. Esta semblanza tratará del lado humano de este grande de las ciencias forenses, porque fue sobre todo un ser humano excepcional, generoso con las personas con las que trabajó, enseñó y ayudó.Su historia, ligada a los derechos humanos comienza en Argentina, durante la Dictadura del Gral. Rafael Videla (1976 - 1981), quien inició la denominada "guerra sucia", mediante represión y persecución indiscriminada contra la población civil, utilizando prácticas inhumanas, como la desaparición forzada, tortura y ejecución extrajudicial. En este contexto, organizaciones como Amnistía Internacional en 1979 comienzan el trabajo contra los homicidios políticos, y publican una lista de 2,665 casos de personas desaparecidas.A raíz de las denuncias constantes de las Abuelas de Plaza de Mayo y la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas, en 1984 llega a la Argentina una misión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, entre quienes estaba el Dr. Clyde Snow, quien gracias a su visión humanitaria, comienza en este contexto a trabajar casos de violaciones a los derechos humanos. Por esto se le conoce como el "Padre de la Antropología Forense aplicada a casos de violaciones a los Derechos Humanos".Durante esta etapa en Argentina trabajó con un grupo de estudiantes de medicina, antropología y arqueología, a los que formó, los que se constituyeron como el primer equipo forense, el EAAF - Equipo Argentino de Antropología Forense.La búsqueda de los desaparecidos lo llevó a seguir formando e impulsando equipos, en 1989 creó el equipo forense en Chile (desactivado), en 1991 la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) y en el 2001 el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF).Fue un maestro generoso, tenía la sencillez y la humildad de los grandes. Tuve el privilegio de conocer a Clyde cuando vino al Perú en febrero de 2001 para la formación oficial del Equipo Peruano de Antropología Forense, en esa ocasión compartimos con él la capacitación de operadores de justicia y abogados de DDHH.Foto 1 CLYDE SNOW y EPAF 2001La primera intervención forense del EPAF, fue el Caso Chavín de Huántar, Clyde fue uno de los Peritos, regreso a Lima en dos ocasiones cuando fue requerido por la Corte, como experto de la Fiscalía. En el 2009, su presentación en la Base Naval fue excelente, a pesar de las preguntas absurdas e interrupciones de los abogados de los inculpados (Huamán Azcurra, Montesinos, etc.) que solo buscaban descalificarlo, las respuestas de Clyde eran tan claras y sobre todo contundentes, que no daban cabida a dudas.Algo que me impactaba era su necesidad de conocer el nombre de las personas con las que trataba, desde un conserje o recepcionista de hotel, hasta el abogado o Fiscal, siempre decía que era muy importante dirigirse a las persona por su nombre, por respeto. Una de sus cualidades era su concentración días antes de presentarse ante la Corte, se preparaba con mucha disciplina y a pesar de su agenda viajera y cansancio, por donde pasaba nunca dejaba de sonreír y saludar, tenía la gentileza de los caballeros que no dejan de serlo a pesar de los tiempos.En el Perú recibió dos homenajes en vida, en el 2009 el Colegio de Antropólogos de Lima lo distinguió como miembro honorario y la medalla del Orden y el 2012 el EPAF le entregó el Premio Nacional de Ciencias a favor de los Derechos Humanos.El compromiso de los que trabajamos casos de víctimas de desaparición forzada, es seguir su ejemplo y trasmitir el valor de su trabajo. Cierro esta semblanza con unas palabras del Dr. Clyde Snow que reflejan su visión de recuperación de verdad, justicia y memoria a través de la antropología forense: "aquellos que los estudian, han aprendido que los huesos son buenos testigos, a pesar que hablan bajo, nunca mienten y nunca olvidan".