Arabia Saudí no ha cumplido ni una sola de sus promesas de resolver la terrible situación de los derechos humanos en el país, ha dicho Amnistía Internacional.La información de Amnistía Internacional para la reunión de la ONU que se celebra el lunes en Ginebra y en la que se examinará el historial de derechos humanos del país describe con detalle la represión que viene ejerciéndose desde hace cuatro años, que incluye arrestos y detenciones arbitrarias, juicios injustos, tortura y otros malos tratos."Las anteriores promesas de Arabia Saudí a la ONU han demostrado no ser más que palabras vacías. El país se apoya en su influencia política y económica para impedir que la comunidad internacional critique su terrible historial de derechos humanos", ha dicho Philip Luther, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.Las autoridades de Arabia Saudí no han aplicado ninguna de las principales recomendaciones del último examen del Consejo de Derechos Humanos de la ONU -el llamado examen periódico universal-, que tuvo lugar en 2009."Hace cuatro años, los diplomáticos de Arabia Saudí vinieron a Ginebra y aceptaron una serie de recomendaciones para mejorar los derechos humanos en el país. Desde entonces, no sólo las autoridades no han actuado, sino que han disparado la represión", ha dicho Philip Luther."La comunidad internacional tiene la obligación de exigir a las autoridades responsabilidades por todos los activistas pacíficos que desde entonces han sido arbitrariamente detenidos, torturados o encarcelados en Arabia Saudí."En la información presentada por AI a la ONU para el examen se documenta la nueva oleada de represión contra la sociedad civil que ha tenido lugar en los dos últimos años.Saudi Arabia: Unfulfilled Promises pone de manifiesto las medidas represivas que se aplican a los activistas de derechos humanos y los partidarios de la reforma política en el país, entre las que figuran el arresto arbitrario, la detención sin cargos ni juicio, los juicios injustos y las prohibiciones de viajar.Entre las personas encarceladas por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión o asociación figuran los fundadores de la Asociación Saudí de Derechos Civiles y Políticos, fundada en 2009, que se ha convertido en una de las principales organizaciones independientes de derechos humanos del país.El 9 de marzo, dos fundadores de la Asociación, Abdullah bin Hamid bin Ali al-Hamid, de 66 años, y Mohammad bin Fahad bin Muflih al-Qahtani, de 47, fueron condenados a 10 y 11 años de cárcel respectivamente, y cuando cumplan esta condena no podrán viajar durante al menos 10 años. Otros fundadores del grupo también han sido encarcelados.El tribunal ordenó también que se desmantelara la organización, se confiscaran sus bienes y se cerraran sus cuentas en las redes sociales."Estos hombres son presos de conciencia que deben quedar inmediatamente en libertad incondicional. Su activismo pacífico contra las violaciones de derechos humanos merece elogios, no castigo. Aquí el único culpable es el gobierno", ha dicho Philip Luther.En Arabia Saudí está muy extendida la tortura y otros malos tratos durante la detención, y se practican con impunidad. Los métodos más habituales son dar puñetazos y golpes con palos al detenido, colgarlo del techo o del marco de las puertas por los tobillos o las muñecas, administrarle descargas eléctricas, impedirle dormir durante largos periodos y tenerlo en celdas en las que la temperatura es muy baja.El gran peso que conceden los tribunales a "confesiones" a menudo extraídas bajo tortura, coacción o engaño, ha consolidado tales abusos.Un hombre detenido en 2011 dijo a Amnistía Internacional que lo habían torturado durante 10 días hasta que accedió a firmar una "confesión". El hombre afirmó que lo habían obligado a permanecer de pie durante mucho tiempo con los brazos en alto, lo habían golpeado un cable de electricidad, le habían dado golpes en la cara, la espalda y el estómago y lo habían amenazado con dejar que otros presos lo violaran.Muchas de estas violaciones de derechos -de defensores de los derechos humanos, ciudadanos chiíes, hombres y mujeres- se han producido bajo la apariencia de medidas antiterroristas o de seguridad.Otras violaciones de derechos humanos perpetradas por las autoridades saudíes que se documentan en el informe de Amnistía Internacional son:• Discriminación sistémica de las mujeres en la ley y en la práctica: las mujeres deben conseguir el permiso de un tutor varón para casarse, viajar, someterse a ciertas intervenciones quirúrgicas, desempeñar un trabajo remunerado o matricularse en un centro de enseñanza superior, y aún no pueden conducir vehículos.• Abuso de trabajadores migrantes: uno de los grupos más vulnerables del país no está protegido por las leyes laborales y es vulnerable a la explotación y el abuso por parte de empleadores particulares o del Estado.• Discriminación de las minorías: los musulmanes chiíes de la Provincia Oriental han sido arrestados y detenidos arbitrariamente por sospecharse que habían participado en las manifestaciones o las apoyaban, o por expresar opiniones críticas contra el Estado.• Ejecuciones basadas en juicios sumarios y "confesiones" obtenidas bajo tortura: Arabia Saudí sigue siendo uno de los cinco países del mundo donde se llevan a cabo más ejecuciones. La pena de muerte se aplica a una amplia variedad de delitos sin resultado de muerte, como el adulterio, el robo a mano armada, la apostasía, el tráfico de drogas, el secuestro, la violación, la "brujería" y la "hechicería".• Tortura y otros malos tratos: en Arabia Saudí se utiliza ampliamente el castigo físico, incluidos la flagelación y la amputación. En algunos casos, la condena por robo es la amputación de la mano derecha, y por asalto la "amputación cruzada" (amputación de la mano derecha y el pie izquierdo). La flagelación es condena preceptiva para varios delitos, y va desde decenas a decenas de miles de latigazos.