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Amnistía Internacional ha pedido a Estados Unidos que realice de inmediato investigaciones independientes, creíbles y transparentes sobre unos ataques aéreos que, según informes, han matado en el oeste de Afganistán a más de un centenar de civiles, entre los que hay mujeres, niños y niñas. Los informes indican que los civiles murieron a causa de un bombardeo aéreo efectuado la noche del lunes al martes para apoyar a unidades del ejército nacional afgano que libraban intensos combates con los talibanes en la provincia occidental de Farah. Según el gobernador provincial, Rohul Amin, los talibanes buscaron refugio en casas civiles durante los combates.

Si se confirma la cifra de víctimas, este ataque habrá sido uno de los más mortíferos sufridos por civiles desde que Estados Unidos derrocó a los talibanes en 2001.

Amnistía Internacional ha señalado que se ha documentado que los talibanes y otros grupos insurgentes han lanzado frecuentes ataques desde zonas civiles a sabiendas de que iban a provocar una repuesta militar del gobierno afgano y las fuerzas militares internacionales aliadas.

Robert Wood, portavoz del Departamento de Estado estadounidense, ha anunciado el inicio junto con gobierno afgano de una investigación sobre lo ocurrido. En casos anteriores de muertes de civiles causadas presuntamente por el ejército de Estados Unidos, el gobierno de Afganistán, así como organizaciones locales e internacionales de derechos humanos, ha criticado la investigación oficial por considerarla incompleta o inexacta.

Según cifras de la ONU, sólo el año pasado resultaron muertos 2.200 civiles, más de la mitad en ataques de insurgentes y casi el 40 por ciento a manos de las fuerzas afganas y extranjeras. Actualmente hay alrededor de 70.000 soldados extranjeros destacados en Afganistán, más de la mitad de ellos de Estados Unidos.