Josef Mengele, médico nazi de cuyo fallecimiento se cumplen 45 años el 7 de febrero, fue uno de los personajes más siniestros y de más triste fama del Holocausto. Sus inhumanos experimentos con prisioneros judíos y romaníes del campo de concentración de Auschwitz le ganaron el sobrenombre de "el ángel de la muerte”.
Su huida a Sudamérica tras la Segunda Guerra Mundial, que le permitió esquivar a la justicia y le libró de rendir cuentas por sus atroces crímenes, simboliza el parcial fracaso internacional para llevar ante los tribunales a los responsables nazis. Algunos, como el propagandista Goebbels o el jefe de las SS Himmler, habían muerto antes de poder ser procesados en Nüremberg por crímenes contra la humanidad, y otros, como Eichmann o el propio Mengele, estaban fugados y tampoco se sentaron en el banquillo de los acusados.
Lo que sí permitieron aquellas atrocidades fue una reacción de humanidad básica para abrir puertas de esperanza en el ámbito clínico. En el marco de los juicios de Nüremberg, el llamado 'juicio de los médicos' –hubo siete penas de muerte, nueve de prisión y siete absoluciones– sirvió para impulsar el primer código internacional de ética para la investigación con seres humanos, el Código de Nüremberg, que se publicó el 19 de agosto de 1947 bajo el principio de "lo primero, no hacer daño". Ese Código bioético se inspira en el respeto a los derechos humanos y pretende hacerlos realidad en el ámbito de la salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica.
La Segunda Guerra Mundial, al evidenciar las violaciones extremas de los derechos humanos, proporcionó la motivación y el impulso para la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanoscomo un esfuerzo colectivo para establecer estándares globales destinados a proteger la humanidad de abusos similares en el futuro.
Esta fotografía muestra a un grupo de oficiales de las SS en Solahuette, en las afueras de Auschwitz. De izquierda a derecha: Josef Kramer, Josef Mengele, Richard Baer, Karl Höcker, y un oficial no identificado. Copy: United States Holocaust Memorial Museum
La trayectoria biográfica de Josef Mengele resume bien ese progresivo envilecimiento colectivo. Nacido el 16 de marzo de 1911 en la ciudad bávara de Günzburg e hijo mayor de un fabricante de maquinaria agrícola, fue buen estudiante. En 1935 se doctoró en Antropología Física en la Universidad de Munich con una tesis sobre las diferencias raciales en la mandíbula inferior, y en 1936 se graduó en Medicina en la Universidad Goethe de Frankfurt.
Reclutado en 1940, Mengele se ofreció voluntario para el servicio médico de la rama militar de las SS (Waffen-SS), y su tarea en el frente oriental fue reconocida con la Cruz de Hierro y el ascenso a capitán de las SS. En 1943 regresó a Alemania, donde volvió a trabajar con Verschuer, entonces director del berlinés Instituto Kaiser Wilhelm de Antropología, Genética Humana y Eugenesia, y el 30 de mayo fue asignado –al parecer a petición propia– a Auschwitz.
Allí trabajó en su mayor campo, Auschwitz-Birkenau, que servía como centro de exterminio de los judíos deportados de toda Europa. También tenía la responsabilidad del Zigeunerlager o 'campo gitano' de Birkenau, donde a partir de 1943 fueron internados cerca de 21.000 hombres, mujeres y niños romaníes. Cerrado el 2 de agosto de 1944, Mengele participó en la selección de los 2.893 prisioneros y prisioneras romaníes que serían asesinados en las cámaras de gas de Birkenau. Poco después fue nombrado médico-jefe de Auschwitz-Birkenau (Auschwitz II), y en noviembre de 1944 fue asignado al hospital de Birkenau para las SS.
Cuando llegaban los transportes de personas judías, el personal médico de Auschwitz seleccionaba a algunas en condiciones de realizar trabajos forzados, y las demás quedaban a merced de las SS, que las asesinaba en las cámaras de gas. Las selecciones también se realizaban en enfermerías y barracas para identificar a personas heridas, seriamente enfermas o muy débiles para trabajar, que eran asesinadas con inyecciones letales o gaseadas. Fue la frecuente participación de Mengele en esas siniestras selecciones en Birkenau, a las que acudía incluso cuando no le correspondía, la que llevó a algunos prisioneros a apodarlo "el ángel de la muerte”.
Causa horror la simple relación de algunos tipos de experimentos, como probar métodos de esterilización masiva, provocar heridas o infecciones a prisioneros y prisioneras para estudiar los efectos y probar tratamientos, realizar cirugías innecesarias e incluso asesinar y diseccionar a prisioneros con fines de investigación o para capacitar a personal sanitario.
Esta fotografía es un fotograma de una película soviética sobre la liberación de Auschwitz. Niños y niñas supervivientes de Auschwitz caminan entre dos alambradas. De pie junto a la enfermera y detrás de ellos (con sombreros blancos) hay dos pares de hermanas gemelas. Durante los años de funcionamiento del campo, muchos niños y niñas de Auschwitz fueron sometidos a experimentos médicos por Josef Mengele. Copy: United States Holocaust Memorial Museum
Las víctimas de aquellos experimentos pertenecían sobre todo a dos grupos étnicos, romaníes y judíos, a quienes la ideología nazi consideraba “subhumanos” y una amenaza para la “raza superior” alemana.
Cuando se produjo entre los niños y niñas romaníes de Birkenau una epidemia de noma (gangrena bucal, una infección bacteriana que afecta principalmente a menores con desnutrición extrema y puede ser mortal), Mengele la atribuyó a sus rasgos heredados y no a las condiciones del campo. Aun así encargó su estudio a médicos prisioneros, que descubrieron una cura. Lo más terrible fue que todos los menores que pudieron curarse fueron asesinados después en las cámaras de gas.
Mengele también mostró interés científico por los gemelos, que en los años 30 eran un importante foco de investigación genética humana. Previo consentimiento personal o de sus padres/madres, Verschuer y otros colegas utilizaron gemelos para analizar las bases hereditarias de las enfermedades, pero no pudieron incluir a muchos en sus estudios. Él lo tuvo más fácil en Auschwitz, donde reclutó a cientos de pares de 'gemelos de Mengele' entre las personas judías que llegaban y entre los romaníes internados.
Sus experimentos alcanzaron a más de 3.000, de los que apenas 200 sobrevivieron, como la judía polaca Jona Laks, que contó que "Mengele realizó experimentos de inusual crueldad, como cirugías o extirpaciones de órganos sin anestesia", y recordó prácticas atroces como que "si uno de los gemelos enfermaba y moría, el otro era inmediatamente asesinado". El sadismo de Mengele quedó patente cuando, tras la inseminación de prisioneras con antecedentes familiares de gemelos, si sólo nacía un bebé, era depositado vivo en el horno de desechos biológicos y la madre gaseada. Según otros testimonios acusadores, mató a cientos y disecó sus cuerpos, asesinó a parejas de gemelos para hacer autopsias de sus cadáveres, y realizó aberrantes experimentos como coser a dos gemelos entre sí a modo de siameses.
Las personas con anomalías congénitastambién fueron víctimas de Mengele, que cuando seleccionaba a los judíos que llegaban a Auschwitz-Birkenau buscaba a personas con enanismo (pretendió demostrar que eran una “forma humana degenerada” y los exponía a radiación y punciones lumbares), con gigantismo o con pie equino. Tras investigarlas, las mandaba asesinar, y luego enviaba sus cuerpos a otros científicos alemanes.
Su búsqueda se extendió a romaníes y personas judías con heterocromía, que consiste en tener los iris oculares de diferentes colores. Un investigador del Instituto Kaiser Wilhelm tenía especial interés en esa condición, y Mengele colaboró con él en un estudio sobre el desarrollo del color del ojo. Para ello tenía que aplicar a menores y bebés una sustancia suministrada por su colega, cuyos resultados iban desde la irritación y la inflamación hasta la ceguera e incluso la muerte.
Los menores fueron la mayoría de víctimas de sus experimentos. Vivían en barracas separadas, y recibían mejor comida y trato. Mengele procuraba ser amigable, y según algunas de las personas que sobrevivieron les llevaba chocolate de vez en cuando y les hacía regalos tras los experimentos, que solían conllevar pinchazos y cicatrices.
Esta fotografía muestra a un grupo de oficiales de las SS en Solahütte, el refugio de las SS a las afueras de Auschwitz. De izquierda a derecha: Richard Baer, Josef Mengele y Rudolf Höss.
En enero de 1945, mientras el ejército soviético avanzaba por Polonia occidental, Mengele huyó de Auschwitz con el resto del personal de las SS del campo, y en la fase final de la guerra se sumó a una unidad militar que se rindió a las tropas estadounidenses. Haciéndose pasar por oficial alemán, Mengele se convirtió en prisionero de guerra, hasta que el ejército de EE.UU. lo liberó en agosto sin saber que su nombre ya estaba en una lista de criminales de guerra buscados.
Con nombre falso, trabajó como agricultor en Baviera hasta la primavera de 1949, desde donde huyó a Génova, Italia, para después embarcar hacia Argentina con un pasaporte emitido por la Cruz Roja. Allí vivió vendiendo máquinas agrícolas de la fábrica de su familia, y en 1956 se sentía tan seguro que obtuvo la ciudadanía argentina como José Mengele. Además de ayuda familiar, también recibió apoyo de simpatizantes nazis y exmiembros del partido igualmente exiliados, e incluso llegó a viajar a Europa para encontrarse con su hijo.
En 1959, sin embargo, supo que los fiscales de Alemania Occidental conocían su paradero argentino y trataban de arrestarlo, así que emigró al Paraguay del dictador Alfredo Stroessnery obtuvo la ciudadanía. Cuando, en mayo de 1960, agentes de inteligencia israelíes secuestraron a Adolf Eichmann en Argentina y lo llevaron a Israel para juzgarlo, Mengele huyó a Brasil y vivió con identidad falsa en diversas granjas y casas del estado de Sao Paulo, antes de mudarse a la capital paulista a mediados de los 70.
Su huida acabó el 7 de febrero de 1979, cuando sufrió un ictus y se ahogó mientras nadaba en un centro vacacional brasileño. Fue enterrado en un suburbio de São Paulo bajo el nombre de Wolfgang Gerhardt, aunque pasaron seis años hasta que Alemania, Israel y Estados Unidos –todavía deseosos de llevarlo ante la justicia– pudieron hallar pruebas de que había muerto y estaba sepultado cerca de São Paulo. La policía brasileña localizó la tumba y exhumó sus restos en junio de 1985, y forenses estadounidenses, brasileños y alemanes identificaron los restos como los de Josef Mengele. Aunque Israel no aceptó el informe forense de 1985, sí lo hizo en 1992 cuando las pruebas de ADN a su hijo y su esposa confirmaron aquella conclusión. Tras la negativa familiar a repatriarlos, sus restos pasaron al Instituto de Medicina Forense de Sao Paulo.
El impacto devastador de la guerra y el reconocimiento global de la necesidad de prevenir futuros abusos llevaron a la comunidad internacional a abordar la cuestión de los derechos humanos. En este contexto, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
La DUDH fue una respuesta directa a los horrores presenciados durante la guerra y buscó establecer un conjunto universal de principios y derechos fundamentales que deberían protegerse en todo el mundo. La Declaración refleja el compromiso de la comunidad internacional de prevenir la repetición de violaciones flagrantes de los derechos humanos y promover la dignidad inherente de todos los seres humanos.